Tipo de Devocional DEVOCIONALES
julio
01julTodo el díaRecibir la vista

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Luego llegaron a Jericó. Cuando Jesús y sus seguidores salían de allí acompañados por mucha gente, un mendigo ciego llamado Bartimeo, hijo de Timeo, estaba sentado al lado del camino. Cuando
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Luego llegaron a Jericó. Cuando Jesús y sus seguidores salían de allí acompañados por mucha gente, un mendigo ciego llamado Bartimeo, hijo de Timeo, estaba sentado al lado del camino. Cuando oyó que venía Jesús de Nazaret, comenzó a gritar: —¡Jesús, Hijo de David, ten compasión de mí! Muchos lo regañaron y le decían que se callara, pero el hombre gritaba aun más: —¡Hijo de David, ten compasión de mí. Entonces, Jesús se detuvo y dijo: —Llámenlo. Llamaron al ciego y le dijeron: —Anímate y levántate, Jesús te está llamando. El ciego se quitó el manto, dio un salto y fue a donde estaba Jesús. Jesús le dijo: —¿Qué quieres que haga por ti? El ciego respondió: —Maestro, quiero ver de nuevo. Jesús le dijo: —Puedes irte, tu fe te ha sanado. Enseguida el hombre pudo ver y siguió a Jesús por el camino.
Marcos 10: 46-52 PDT
Es extraordinario que una persona pueda realmente recibir la vista.
Jesús tuvo muchas controversias con los religiosos de su tiempo, muchas polémicas porque ellos decían “vemos” y lo tenían todo claro, pero Jesús les decía “ustedes son ciegos y guías de ciegos”, porque esas personas religiosas hacían un dogma de su religión.
Religioso es aquel que cree que le da Palabra de Dios a otros pero esa palabra no es guiada por “lo que no se ve”, es decir, no es guiada por el Espíritu Santo de Dios, sino simplemente repite algo que por lógica le han hecho repetir.
Bartimeo gritaba: “Jesús hijo de David ten misericordia de mí”. Creo que en el fondo de su corazón rompía con la lógica de que era un hombre ciego. ¿Cómo se hace para romper con esa lógica cuando vos dijiste no hay más para mí? Pero él clamó, aunque era ciego de nacimiento. ¿Cómo le explicabas el color del cielo y el movimiento de las nubes a un ciego como Bartimeo? Su vida era la vida que le había tocado, pero un día apareció Jesús y él clamó y tiró el manto que lo había identificado como ciego durante todos los años de su vida. Ese día apareció El que puede hacer las cosas que se ven por lo que no se ve.
Dios hace de la nada el todo, de lo imperceptible lo tangible. Él llama a las cosas que no son como si fuera, sin limitaciones ni medidas. Nada es imposible para Dios. Es el Dueño, el Soberano. Es el Principio y el Fin, el Alfa y la Omega. No lo entendés, pero lo creés, y por creer en Él y a Él, tu desierto puede ser tierra fértil.
Bartimeo nunca antes había visto el sol, sabía de su existencia, había comprobado su calor, pero despues de su encuentro con Jesus, todos sus sentidos se reactivaron y lo incompleto fue perfecto.
El Espíritu debe darte aquello que no se ve, por lo menos el discernimiento de decir la Palabra en el momento adecuado. Aun el silencio es Palabra de Dios aunque no estamos acostumbrados.
Vivir en una comunión estrecha con el Espíritu Santo que está en nuestra vida, con Cristo que está en nuestra vida y que nos va a conducir no solo a toda verdad, sino a momentos excepcionales creados ante nuestra vista por aquello que no se ve.
El Señor le dijo a Bartimeo: hijito, ¿qué quieres que te haga?
Bartimeo dijo: Señor, que recobre la vista, que pueda ver.
Ese día no solo recibió la vista, sino que tuvo un encuentro único con Dios, que trajo como resultado el ver lo que no veía.
Pastores Hugo y Ruth Herrera
02julTodo el díaVer lo que no se ve

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La palabra del Señor vino a mí, y me dijo: «¿Qué ves tú, Jeremías?» Yo dije: «Veo una vara de almendro.» El Señor me dijo: «Has visto bien. Me estoy
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La palabra del Señor vino a mí, y me dijo: «¿Qué ves tú, Jeremías?» Yo dije: «Veo una vara de almendro.» El Señor me dijo: «Has visto bien. Me estoy apresurando a poner mi palabra por obra.»
Jeremías 1: 11-12 RVC
Aunque parezca extraño, dependés de las cosas que no se ven.
Dios tiene múltiples maneras de hacer que veas lo que en este momento no ves si en verdad levantás tus ojos al cielo y buscás al señor y le decís: Señor, yo quiero ver a partir de lo que no se ve.
Agar era una mujer que estaba desesperada, había sido echada del clan de Abraham, y estando con su hijo vagando en el desierto Dios le abrió los ojos para que viera el estanque de agua
El profeta Jeremías dijo: “Señor, estoy desolado y deprimido”, entonces Dios le respondió: “ve al desierto y dime qué ves”. Ya en el desierto Jeremías, en medio de la aridez, vio una vara de almendro que seguramente tenía flores. Dios le hizo ver un fruto que simbolizaba su esperanza, algo que pertenece a lo posible, pero que todavía no ha sido hecho. Dios abrió sus ojos para que entienda que en medio de la nada algo va a aparecer, en medio de la nada algo florece, porque Dios siempre es fiel a la promesa que dio.
Mucho más adelante le dijo ve a la casa del alfarero y volvió a preguntarle: ¿qué ves? Veo cómo el alfarero trabaja con su obra y se le rompe la obra en sus manos y una vez más le preguntó: ¿qué ves? “Que junta ese barro que no sirve para nada y hace una nueva obra”.
Dios tomó de nuevo el material e hizo una nueva obra según le pareció a Él hacerla.
Nosotros tenemos una visión muy limitada de la realidad, pero Dios tiene una visión amplia de la realidad y quiere darla, quiere llevarte a ese camino, a esa instrucción, quiere que vuelvas a mirar… y te pregunta: ¿qué ves?
A veces cuando vemos la realidad no la vemos como es, sino como somos. Según el cristal con que miramos así vemos y percibimos la realidad. En tu vida medís, evaluás, e interpretás acorde a como ves.
Dios quiere que veas la vida de la manera en la que Él la diseñó, pero en general la ves de acuerdo a como sos.
Todo es cuestión de perspectiva, y la única manera de que experimentemos lo que Dios nos preparó es que estemos dispuestos a ver con los ojos puestos en Cristo, creyendo que aun lo que no vemos es posible.
Pastores Hugo y Ruth Herrera
03julTodo el díaLa verdad que no veo

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Luego le avisaron: «Eliseo está en Dotán». Así que una noche, el rey de Aram envió un gran ejército con muchos caballos y carros de guerra para rodear la ciudad. Al
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Luego le avisaron: «Eliseo está en Dotán». Así que una noche, el rey de Aram envió un gran ejército con muchos caballos y carros de guerra para rodear la ciudad. Al día siguiente, cuando el sirviente del hombre de Dios se levantó temprano y salió, había tropas, caballos y carros de guerra por todos lados. —¡Oh señor! ¿Qué vamos a hacer ahora? —gritó el joven a Eliseo. —¡No tengas miedo! —le dijo Eliseo—. ¡Hay más de nuestro lado que del lado de ellos! Entonces Eliseo oró: «Oh Señor, ¡abre los ojos de este joven para que vea!». Así que el Señor abrió los ojos del joven, y cuando levantó la vista vio que la montaña alrededor de Eliseo estaba llena de caballos y carros de fuego.
2° Reyes 6: 13b – 17 NTV
(Énfasis del autor)
Este pasaje de 2° Reyes nos cuenta algo maravilloso de una batalla que no se veía con los ojos naturales, pero que era real. Eliseo, el profeta de Dios, estaba tranquilo frente a una amenaza tremenda, porque sabía que Dios estaba obrando aun sin verlo.
La ciudad estaba rodeada por soldados enemigos. Estaban buscando a Eliseo para capturarlo. El siervo del profeta, al ver tantos soldados, se asustó mucho. Y su pregunta refleja lo que cualquiera de nosotros podría haber sentido: ¿Qué vamos a hacer? ¿Cómo salimos de esto?
Eliseo solo oró por su siervo. No pidió que desaparecieran los enemigos, tampoco que el siervo deje de tener miedo por la realidad que veía. Pidió que sus ojos fueran abiertos.
¡Qué imagen poderosa! Todo el monte estaba lleno de carros de fuego. No era una ilusión. ¡Era real! Solo que el siervo no lo había visto antes.
¡Qué importante es tener una visión espiritual! Cuando oramos, y Dios abre nuestros ojos, empezamos a ver más allá de los problemas. Vemos que Dios está obrando. Vemos su poder. Sentimos su paz.
Este pobre clamó, y el Señor lo oyó y lo libró de todas sus angustias. Para defender a los que temen al Señor, su ángel acampa alrededor de ellos.
Salmo 34: 6-7 RVC
Hay una realidad espiritual alrededor nuestro en la que Dios cuida a su pueblo. Dios defiende a sus hijos. Aunque no lo veamos, los ángeles del Señor están acampando alrededor de los que le temen. Cuando oramos, cuando adoramos, cuando confiamos, algo se activa en el cielo. Hay protección, hay respaldo, hay propósito.
Hay muchas cosas que no vemos y desconocemos las múltiples maneras de cómo Dios actúa, cómo responde oraciones, cómo mueve corazones, cómo prepara caminos. Pero la fe nos permite ver lo invisible.
Dios no está lejos. Está más cerca de lo que imaginás. Y está obrando, aunque tus ojos aún no lo hayan visto. Dios no siempre cambia las circunstancias enseguida, pero sí cambia nuestra forma de verlas.
Hoy hacé tuya la oración de Eliseo: “Señor, abrí mis ojos… para que pueda ver lo que estás haciendo”.
Pastores Hugo y Ruth Herrera
04julTodo el díaVer la vida diferente

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Como está escrito: «Te he puesto por padre de muchas naciones.» Y lo es delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas
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Como está escrito: «Te he puesto por padre de muchas naciones.» Y lo es delante de Dios, a quien creyó, el cual da vida a los muertos, y llama las cosas que no existen, como si existieran.
Romanos 4: 17 RVC
(Énfasis del autor)
Hace tiempo atrás se presentó una obra musical del Quijote. Era una comedia musical en la que el protagonista, el Quijote, en lugar de ser un hombre que no quiere enfrentarse con la realidad, el autor lo considera como ejemplo de aquel que siempre ve lo mejor de su prójimo y se esfuerza por alcanzar sus ideales.
Esta obra pone en boca de Cervantes esta afirmación: “Es cierto que soy culpable de la acusación de ser idealista, nunca he tenido la valentía de no creer en nada”.
En el drama musical como en la obra de Cervantes, Quijote concibe el proyecto extraño de hacerse caballero andante y salir a corregir todos los males del mundo.
Algo similar ocurre cuando alguien acepta a Cristo como Señor y Salvador y en su primer amor siente el impulso y cree que puede comerse el mundo, después… se acomoda suavemente y genera “su zona de comodidad”.
Este Quijote no se acomoda, dice que para él lo más importante en la vida es continuar la búsqueda y entona una hermosa canción que se llama “El sueño imposible”.
Depende de cómo mires, depende de los lentes que uses. Si siempre ves lo perdido, lo negativo de los demás, solo la corrupción que hay en el mundo, si ves siempre todo de color oscuro es muy difícil que veas lo que no es como si fuera. Si siempre los demás tienen la culpa, o si todo el tiempo sos el centro del universo, o vas a proyectar lo negativo… Dios te tiene que cambiar tus lentes. Dios quiere cambiar tus lentes.
Terminemos esta semana reflexionando con algunas preguntas que pueden ser respondidas en una charla con Papá:
¿Cómo querés ver la vida hoy?
¿Cómo interpretás la realidad?
¿Cómo interpretás la realidad de la iglesia?
¿Qué visión tenés de la vida que tenés por delante?
Es una cuestión de ver, es una cuestión de cómo estás viendo y cómo decidís ver la realidad.
Quienes saben pelear sus batallas son quienes han visto y comprobado la sanidad del Señor.
Pastores Hugo y Ruth Herrera

Devocional
El Señor dirige los caminos del hombre cuando se complace en su modo de vida. Si el hombre cae, no se queda en el suelo porque el Señor lo sostiene de
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El Señor dirige los caminos del hombre cuando se complace en su modo de vida. Si el hombre cae, no se queda en el suelo porque el Señor lo sostiene de la mano.
Salmo 37: 23-24 RVC
La rutina diaria es muy intensa, vamos de actividad en actividad cumpliendo compromisos y funciones, y aunque muchas las disfrutamos, ya a mitad del año queremos vacaciones.
Algunos… o la mayoría, vivimos al límite, cargados de emociones. Por eso, ¡qué bueno es recordar cuánto Dios todavía tiene para darnos! ¡Qué bueno es tener tiempos de gratitud reflexionando en la abundancia de Papá!
A veces, cuando las cosas se ven complicadas, pensamos en cambiar de ruta o abandonar, pero Papá siempre tiene los recursos para que lleguemos a la meta.
¿En cuántos momentos pensaste en abandonar algo? ¿Cuántas veces el Señor se mostró cercano y pendiente de vos y renovó tus fuerzas y expectativas?
En nuestra mente finita, aunque sabemos de la eternidad, no podemos vernos a nosotros mismos eternos, y esto trae la sensación de que la vida se va muy rápido. Pero aunque no lleguemos a dimensionarla, la eternidad nos pertenece.
La esperanza de los justos es alegría…
Proverbios 10:28ª RVC
En Dios hay nuevos proyectos, expectativas. Con Él podés imaginar, concebir, intentar, programar, y si le das la oportunidad de intervenir en cada uno de tus días, cada día será un logro. Desde lo más sencillo hasta las metas de mayor envergadura, Papá quiere darte victorias diarias, que son las que construyen, a veces imperceptiblemente, una vida de propósito.
Cada jornada, semana, puede ser el comienzo de una nueva posibilidad si tomás la actitud y mayor conciencia en depender del Señor en los planes cotidianos.
Tomá un tiempo para pensar si realmente es el Señor quien está diseñando tu vida, en cómo tuvo o tiene que ver con cada decisión que tomás, aun en las más pequeñas o cotidianas. Hacé memoria… para encontrar en tus recuerdos los planes de Papá. Los que te dan motivos de gratitud que te alientan y proyectan a lo que viene.
Ruth O. Herrera
08julTodo el díaDirección y camino

Devocional
«El Señor dirige los caminos del hombre cuando se complace en su modo de vida. Si el hombre cae, no se queda en el suelo porque el Señor lo sostiene
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«El Señor dirige los caminos del hombre cuando se complace en su modo de vida. Si el hombre cae, no se queda en el suelo porque el Señor lo sostiene de la mano.»
Salmo 37:23-24 (RVC)
Con el paso de los años, muchas cosas cambian: las prioridades, las fuerzas, incluso los sueños. Pero hay algo que permanece: la necesidad de sentirnos guiados, acompañados y sostenidos por alguien mayor que nosotros.
El Salmo 37:23-24 es un susurro de Dios para quienes han recorrido ya varios tramos del camino. Habla de un Dios que ve, que se complace y que sostiene.
El texto comienza con una afirmación de que «El Señor dirige los caminos del hombre cuando se complace en su modo de vida». El verbo «dirigir» en hebreo tiene la idea de establecer, afirmar, preparar. Es decir, Dios no solo observa nuestro caminar: Él lo afirma, lo consolida, lo hace firme.
Pero hay una condición… Dios se complace de la vida del justo. Esto no significa perfección, sino un corazón sincero. Vivir deseando agradar a Dios, cumplir su deseo de intimidad y comunión. Es cuando fluye el Espíritu Santo y nuestros caminos se unen a los de Papá.
El versículo 24 es una caricia al alma: «Si el hombre cae, no se queda en el suelo porque el Señor lo sostiene de la mano». No dice «si el hombre cae, Dios lo reprende», ni «Dios se aleja». Dice que no se queda en el suelo. ¡Qué alivio!
Todos hemos tropezado. En decisiones, en relaciones, en actitudes. Algunas caídas han sido secretas, otras públicas. Algunas nos han dolido por dentro durante años. Pero la Palabra promete que no nos quedaremos caídos si Dios está con nosotros.
El salmista habla de una imagen preciosa: Dios nos toma de la mano. Es el gesto de un Padre. Un niño se cae y el padre no lo reta primero, sino que lo levanta, lo abraza, limpia sus rodillas y luego siguen caminando. Así es nuestro Dios.
Seguramente tu deseo, sea cual sea tu edad, es caminar, ser guiada/o, seguir adelante y cumplir planes, hoy Papá está abriendo caminos, limpiando los escombros, si estás alineada/o con Él vas por la ruta más segura.
En lo personal estoy intentando cada mañana ponerme de acuerdo con mi Padre, y así dar pasos firmes. A pesar de que me suelto muchas veces… estoy segura de que, si retomo el camino, ahí está para “redireccionar mi vida” con un GPS.
Día a día, hora tras hora, sigo practicando mi dependencia… Y el Espíritu Santo te invita a hacerlo.
Ruth O. Herrera

Devocional
Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará. Salmo 37:5 Esta es la receta para tener éxito asegurado: encomendar nuestro camino. Esto significa: delegar, comisionar, encargar,
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Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará.
Salmo 37:5
Esta es la receta para tener éxito asegurado: encomendar nuestro camino. Esto significa: delegar, comisionar, encargar, confiar…
Encomendar a alguien un trabajo es poner nuestra absoluta confianza en él, creyendo que puede hacerlo bien. Si verdaderamente descansamos en eso, dejamos de preocuparnos por esa tarea. Esto también implica dejar de creer que solo nuestra habilidad completa una tarea. Por eso tenemos que aprender a delegar y hasta descansar por hacerlo.
“Cuando yo era pequeño, mi mamá solía coser mucho. Yo me sentaba cerca de ella, debajo de su falda. Una tarde sentado a sus pies le pregunté qué estaba haciendo y me respondió que estaba bordando. Como era pequeño, observe el bordado de mi mamá desde abajo, entonces le dije: ¿Por qué tu trabajo es tan feo y desprolijo?, porque solo veía, desde mis perspectiva, hilos enredados y sin sentido. Ella me sonrió y mirándome con paciencia me dijo: “Hijo, ve afuera a jugar un rato y cuando haya terminado mi bordado te pondré sobre mi falda y te dejaré ver desde arriba mi trabajo”.
Me fui al patio pero me seguí preguntando por qué ella usaba hilos de colores oscuros y claros al mismo tiempo y porqué me parecían tan desordenados desde donde yo estaba. Más tarde ella me llamó: “Hijo, ven y siéntate en mis piernas”. Y de inmediato me sorprendí al ver el hermoso atardecer que había bordado, perfecto en la combinación de los colores y en su diseño. No podía creerlo; desde mi perspectiva solo veía hilos enmarañados que no tenían sentido.
Entonces ella me dijo: “Lo que viste desde abajo era confuso y desordenado, pero no te diste cuenta que yo tenía un plan, un diseño, un dibujo que se veía muy claro desde arriba”.
Autor desconocido
¡¿Cuántas veces, aunque creemos y confiamos en Dios, desconfiamos de su diseño?!
Si podemos realmente delegar a Dios nuestra vida, nuestra familia, nuestro trabajo, nuestros sueños, temores y capacidades, entonces él se va a poder ocupar.
Entregar algo o delegar una tarea sin confiar, seguramente nos dejará una preocupación mayor que si nosotros mismos nos ocupáramos… o sea, no tiene mucho sentido. El querer ver los resultados a nuestra manera, nos lleva a querer manipular situaciones y casi… menospreciar a quien está a cargo.
Encomienda a Jehová tus obras, y tus pensamientos serán afirmados.
Proverbios 16:3
Nuestra preocupación debe estar en mantenernos en intimidad y alimentar nuestra fe. Depender del Señor y reconocer su voluntad es la clave para mayores garantías y más descanso.
Como compartimos en el devocional de ayer, tener como hábito las siguientes preguntas: ¿Señor a dónde vamos hoy? ¿Qué vamos a hacer? ¿De qué manera?
Proponete buscar intensamente a Dios, planteá cada día estar dispuesta/o a tener a Dios como socio en cada decisión y a descansar en sus maravillosas obras. En cuanto te dispongas a confiar y a tirarte en sus brazos, la clave de «EL HARÁ» estará en marcha.
Ruth O. Herrera
10julTodo el díaEl milagro de obedecer

Devocional
Respondiendo Simón, le dijo: —Maestro, toda la noche hemos estado trabajando y nada hemos pescado; pero en tu palabra echaré la red. Lucas 5: 5 RV Pedro sabía lo que
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Respondiendo Simón, le dijo: —Maestro, toda la noche hemos estado trabajando y nada hemos pescado; pero en tu palabra echaré la red.
Lucas 5: 5 RV
Pedro sabía lo que hacía. No era un aprendiz. Era pescador de oficio, conocía el mar de Galilea como la palma de su mano. Junto con sus compañeros, había trabajado toda la noche, usando las técnicas que le habían enseñado desde joven. Pero aquella noche, el resultado fue fracaso: «no hemos pescado nada».
En su negocio, Pedro debía cada día tener un mínimo de resultado para poder vender mercadería fresca, sin heladera ni freezer, se veía obligado a mantener el ritmo de pesca. Pero ese día había fracasado.
Esta historia de Pedro y sus amigos podría también ser la tuya. ¿Cuántas veces hiciste todo lo que sabías hacer, diste lo mejor, usaste tus fuerzas, tu inteligencia, tu experiencia… y no resultó?
Pedro está cansado, frustrado, se siente inútil después de una tarea agotadora y sin usufructo. Cuando Jesús se acerca no le da una receta, le da una orden: «Echa las redes otra vez».
Parece ilógico. Ya lo había intentado todo. La respuesta de Pedro es la correcta según su criterio, pero Jesús le está diciendo: «Ahora hacelo a mi manera… en mi Palabra».
Pedro no lanza las redes por convicción propia, dudaba y se resistía, pero le dio a Jesús la oportunidad para creer.»Como tú me lo mandas…».
Eso es lo que muchas veces deberíamos hacer, lo que no tiene sentido desde lo humano, pero que tiene todo el poder desde lo divino.
Hoy la gente vive en su propia opinión, desde el consejo humano, desde lo que «siente». Pero los hijos de Dios estamos llamados a vivir por su Palabra. Cuando obedecemos, aunque no lo entendamos, vemos su gloria.
¿Cuántas veces te negaste a intentar de nuevo porque pensaste: «ya lo intenté»? Pero ahora Jesús está presente. Y si Él está, todo puede cambiar.
La Palabra de Dios no es una opción entre muchas. Es la fuente de sabiduría, dirección y poder. Por fin Pedro confió y comprobó que sus criterios, conocimientos, estrategias y costumbres eran superados por la Palabra de Jesús. Ese día encontró su verdadero propósito y un futuro nuevo se abrió delante de él.
No te fatiges intentando siempre lo mismo. No insistas en lo que no surge del corazón de Dios… solo vas a frustrarte.
Aunque estés cansada/o, buscá a Jesús y sus planes porque la obediencia trae el milagro.
Ruth O. Herrera
11julTodo el díaPlan por misión

Devocional
Pues así como los cielos están más altos que la tierra, así mis caminos están más altos que sus caminos y mis pensamientos, más altos que sus pensamientos. Isaías 55:9 NTV Los
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Pues así como los cielos están más altos que la tierra, así mis caminos están más altos que sus caminos y mis pensamientos, más altos que sus pensamientos.
Isaías 55:9 NTV
Los caminos de Dios no siempre tienen sentido al principio. Pero siempre tienen propósito.
Respondiendo Simón, le dijo: —Maestro, toda la noche hemos estado trabajando y nada hemos pescado; pero en tu palabra echaré la red.
Lucas 5: 5 RV
Como vimos ayer juntos, en esta oportunidad Pedro y sus amigos no solo no habían pescado nada, sino que además Jesús le pidió a Pedro su barca para usarla como plataforma ministerial. Una situación así no solo era incómoda, sino más bien era frustrante.
Cuando las cosas no salen como las planeamos y nos enfrentamos a la decisión de seguir y obedecer a Cristo, a veces nos toma minutos y otras veces mucho tiempo para pensar y resolver una decisión definitiva.
Hacer las cosas a la manera de Dios…
Seguramente, como a todos, te habrá pasado que alguna vez sentiste que, por más que te esforzabas no lograbas alcanzar lo que te habías propuesto. Quizás sentís que perdiste el rumbo. Que tu esfuerzo no rinde. Que estás cansado de intentar.
Nadie puede darte garantía de no fracasar en tus planes, pero el Señor siempre tiene las mejores ideas y todos los recursos.
Jesús quiere darte algo más que un resultado. Quiere darte una misión.
La vida abundante no está en que todo salga perfecto, sino en vivir sujeto a su dirección. En saber que, cuando Jesús habla, todo puede cambiar. Y que tu vida puede ser de bendición para otros.
Te propongo que terminemos la senama con esta oración:
Señor Jesús, gracias porque siempre tenés una mejor idea que la mía. Perdoná mis frustraciones, mi cansancio y mi tendencia a rendirme.
Ruth O.Herrera

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Dijo Jesús: mi propósito es darles una vida plena y abundante. Juan 10:10 NTV Muchas veces queremos vivir la vida en plenitud, pero no
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Dijo Jesús: mi propósito es darles una vida plena y abundante.
Juan 10:10 NTV
Muchas veces queremos vivir la vida en plenitud, pero no la desarrollamos al máximo. Hay siempre un área que nos estanca o retrasa… algo no funciona.
Jesús no vino simplemente a enseñarnos cómo vivir mejor, sino a darnos una nueva vida. En esta declaración y promesa nos habla de su deseo de que tengamos una vida plena y abundante. No habla solo de riquezas materiales ni de éxito humano, sino de una vida llena de propósito, con paz, gozo, sentido de servicio, esperanza y dirección. Esta es la vida que Jesús nos ofrece, una clase de vida que solo puede encontrarse en y con Él.
Muchas personas que aman a Dios no están disfrutando de esa plenitud. Una agenda llena de actividades no es sinónimo de vida plena, tampoco una abultada cuenta bancaria, y menos es ausencia de problemas.
Una vida abundante es aquella que está alineada con el corazón de Dios, que transcurre con paz en medio de la tormenta, con gozo en medio de la lucha, con propósito en medio de lo simple, cotidiano.
Leí un cuento que me hizo recordar la promesa de Jesús y cómo actuamos la mayoría de nuestros días.
“Había una vez un pueblo en medio de un gran desierto. Sus habitantes sobrevivían con lo justo: agua racionada, cultivos pobres y una vida apagada por la rutina. Todos sabían que muchos años atrás, en lo profundo de la tierra, existía un pozo de agua viva que daba fruto abundante y nunca se secaba. Pero por alguna razón, generaciones atrás lo habían sellado con piedras y olvidado.
Un día llegó al pueblo un viajero que les habló de ese pozo olvidado y les aseguró que aún seguía brotando agua, esperando ser descubierto. Pero el pueblo dudaba. “¿Para qué remover piedras? Tenemos suficiente para sobrevivir”, decían. Solo un joven pastor se animó a creer. Comenzó a quitar piedra por piedra, cavando cada día. Algunos se burlaban, otros simplemente lo ignoraban. Una mañana, algunas gotas de agua pura comenzaron a brotar, el goteo se convirtió en corriente tímida y después brotó un chorro cristalino con fuerza del suelo. En pocos días, el pueblo entero se acercó. Lo que antes era sequedad se volvió oasis. Con los meses hubo frutas, sembradíos y más ganado. Entonces también brotó una alegría diferente. El viajero volvió a pasar por el pueblo y sonrió al ver el cambio. El joven pastor le preguntó: “¿Por qué no todos creyeron desde el principio?”. Y el viajero respondió: “Porque estaban acostumbrados a sobrevivir, pero no sabían que habían sido creados para vivir en abundancia”.
Jesús no prometió una vida sin problemas, prometió abundancia.
¡ALTO! No puede pasarte lo mismo, no repitas la historia del pueblo que no tenía expectativas. No te conformes con menos de lo que Cristo ganó para vos. Descubrí lo nuevo, renovado del propósito de Dios para tu vida.
Actuá por los dones que el Espíritu sembró en vos. Arriesgate a cambiar tu rutina y a desarrollar cada día un poco más esas cosas que hasta hoy no te animaste.
Escribí al menos 3 cosas que tenés que redireccionar hacia la abundancia.
Ruth O. Herrera
15julTodo el díaEsperar para avanzar

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Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán;
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Los muchachos se fatigan y se cansan, los jóvenes flaquean y caen; pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
Isaías 40: 30-31 RV1960
La vida abundante se gesta y desarrolla en Cristo. El tiempo de la espera es parte fundamental de la vida abundante. Isaías dice: “los que esperan en Jehová tendrán…”.
Cuando vivimos sin pausa, probablemente lo hacemos en nuestra fuerza. Independientes de Dios para servir a Dios, sin esperar su obrar.
En nuestra vida cotidiana, esperar, demorar, retrasarse o detenerse, cuando es sinónimo de buscar la plenitud de vida, es lo correcto. ¿Qué sentido tiene ir a una boda para irse antes que lleguen los novios? ¿Quién quiere comerse una torta después de solo 5 minutos de cocción? ¿A quién se le ocurre desear que el bebé nazca a los 4 meses de gestación creyendo que estará listo para la vida?
Hubo un tiempo en que estaba apurada por alcanzar la plenitud del Espíritu en mí y dije: “Señor, quiero todo… y lo quiero ya”. Y el Señor me dijo: “hija, ¿realmente podrás recibir todo junto y de golpe, no desperdiciarías el proceso de conocerme cada día más?
Procura que nunca se aparte de tus labios este libro de la ley. Medita en él de día y de noche, para que actúes de acuerdo con todo lo que está escrito en él. Así harás que prospere tu camino, y todo te saldrá bien.
Josué 1:8 RVC
La vida plena se renueva y manifiesta cada día porque Jesús no nos llama a buscar la plenitud en cosas o circunstancias, sino en Él. Con pasos prácticos para vivir la plenitud es imprescindible permanecer en su Palabra. Conocer las promesas de Dios y meditar en su verdad. La Biblia es nuestra fuente de sabiduría y dirección.
Pero la plenitud no se alcanza solo con información, también con acción. Obedeciendo a Dios, aun sin entender todo es lo que trae fruto a nuestra vida.
Y algo fundamental para la plenitud es ser agradecidos. El corazón que agradece vive más ligero. Ver lo que Dios ya hizo, lo que tenemos, en vez de lo que falta, cambia nuestra perspectiva.
Entonces somos capaces de servir a los demás. Jesús nos dijo que es más bienaventurado dar que recibir, y cuando nos enfocamos en bendecir a otros, nuestra vida se llena de sentido y plenitud.
El encuentro personal e íntimo finalmente genera abundancia en nuestra vida. Dios nos espera para ser transformados, nos madura para que aprendamos a esperarlo.
No dejes de esperar cada día una clara evidencia de transformación, sé paciente y deja que Papá te moldee y cada día se manifestará una nueva forma de vida abundante.
Ruth O. Herrera
16julTodo el díaSecretos al oído

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Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza Jeremías
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Pues yo sé los planes que tengo para ustedes —dice el Señor—. Son planes para lo bueno y no para lo malo, para darles un futuro y una esperanza
Jeremías 29:11
¿Alguna vez te sentaste con alguien querido, solo para hablar? De esas charlas donde las palabras fluyen, pero también hay silencios que dicen mucho. ¿Alguna vez te preguntaste cómo es un verdadero diálogo con Dios?
Cuando Jeremías compartió esta promesa del Señor, el pueblo estaba confundido, triste, en exilio. Pero Dios habló, y eso cambia todo. Porque escuchar su voz, aun en el dolor, nos recuerda que hay dirección, propósito y compañía.
En esa intimidad diaria se cultiva la confianza. En esa conversación sincera, descubrimos que sus planes no son ideas vagas, sino pasos firmes hacia la plenitud.
Jesús invertía tiempo en hablar a solas con su Papá, y comenzó su ministerio en el desierto, en compañía de su Padre. Me imagino largas y secretas charlas de Padre a Hijo. Nunca, mientras estuvo en la tierra, se mantuvo alejado de esa relación y diálogo continuo. Esa intimidad provocaba las respuestas del cielo.
A veces con voz de trueno… “Este es mi hijo amado”, o como en Getsemaní, con el aparente silencio del Padre.
Así lo describen los evangelios y nos enseñan que no hay otra manera, que no existe otra forma de ser “hijo de Dios”, sin diálogo y un ida y vuelta de todo el tiempo y todos los días.
Recuerdo que de bien pequeña mi papá tenía una forma especial de mostrarme su amor y mimarme, y cada vez que podía se acercaba a mí y como con un susurro decía un montón de palabras inventadas que parecían no tener sentido. Yo lo disfrutaba mucho, casi tanto como él, como esos secretos íntimos y esas palabras sin idioma que solo tenían la finalidad de demostrarme amor. Mientras fui chica eso fue un juego, pero al crecer, papá siguió acercándose con secretos y empezó a poner palabras claras con mensajes claros porque ya podía entenderlos. Y más tarde, de adulta, había aprendido a escucharlo de una manera personal y única.
Jesús te ama con amor eterno, y como un enamorado tiene secretos que contarte. Hay cosas que el Altísimo solo quiere contarte a vos, porque sos realmente precioso/a para Él. Su relación es absolutamente personalizada.
Pero es necesario que pases tiempo a solas con el Señor. Que dediques tiempo y aprendas a escuchar su voz. Cuando lo hagas vas a descubrir no solo verdades para tu vida, sino también serás de bendición para otros.
Aprovechemos este tiempo. Decile ya al Señor que deseás estar a solas con Él en ese lugar que es solo para vos. Dedica tiempo a escuchar su voz.
Hoy, Dios sigue teniendo planes de bien para vos. ¿Lo escuchás? ¿Le contás lo que sentís? Animate a tener una charla verdadera con tu Padre celestial. Él siempre está disponible.
Ruth O. Herrera